miércoles, 24 de octubre de 2007


El universo de la Divina Comedia

"Según Aristóteles (...) la región terrestre, en la que vive el hombre, es la sede del cambio y de la variedad, del nacimiento y de la muerte, de la generación y la corrupción. La región celeste, por el contrario, es eterna e inmutable. De todos los elementos existentes, sólo el eter es puro e incorruptible. Sólo las esferas celestes, engranadas entre sí, se mueven natural y eternamente en círculos (...). La substancia y el movimiento de las esferas celestes son los únicos compatibles con la inmutabilidad y la majestad de los cielos, siendo éstos quienes controlan y provocan toda diversidad y cambio producido sobre la tierra. En la descripción física que nos da Aristóteles del universo, lo mismo que toda religión primitiva, el cielo circundante es la sede de la perfección y de la potencia, y de él depende toda la vida terrestre".



"Tomás de Aquino y sus contemporáneos certificaban la compatibilidad de la fe cristiana con la mayor parte de la ciencia de la antigüedad. Al situar a Aristóteles dentro de la más plena ortodoxia permitían que su cosmología se convirtiera en un elemento creador dentro del pensamiento cristiano". Tal se ve por ejemplo en el gran poema épico cristiano, La Divina Comedia.


"Tomada en sentido literal, la epopeya de Dante describe el viaje del poeta a través del universo, representado según la concepción cristiana del siglo XIV. El viaje del poeta comienza en la superficie de la tierra esférica; a continuación desciende gradualmente hacia el interior del globo terrestre; al final de su descenso alcanza la más vil y corrompida de todas las regiones, el centro del universo, lugar ocupado por el Demonio y sus cohortes. Acto seguido Dante regresa a la superficie de la tierra, apareciendo en un punto diametralmente opuesto al de su partida, y encuentra allí la montaña del Purgatorio, cuya base está sobre la tierra y cuya cima alcanza las regiones aéreas que envuelven el globo terrestre. El poeta pasa a través del Purgatorio, atraviesa las esferas del aire y del fuego y alcanza la región celeste situada por encima de éstas. Finalmente, viaja ordenadamente a través de cada una de las esferas celestes, donde conversa con los espíritus que moran en ellas, hasta que su recorrido culmina con la visión del trono de dios, situada en la más elevada de las esferas, el Empíreo. El marco escénico de la Divina Comedia es un universo literalmente Aristotélico adaptado a los epiciclos de Hiparco y al Dios de la Santa Iglesia".


"Tal como ha dicho un crítico de Dante, en La Divina Comedia, el más imponente y amplio de sus temas, el del pecado y la salvación humanos, está perfectamente amoldado al gran plan del universo".


Kuhn, Thomas S. La revolución copernicana.
Imágenes: blog elforastero y giovanni di paolo en webpages.ull.es

viernes, 19 de octubre de 2007

Astrología y Astronomía
Ciencia y creencia han caminado juntas durante muchos siglos, y los muy visitados horóscopos que salen todos los días en los periódicos tienen una antigua base "científica", aquella que fue elaborada por autoridades como Aristóteles.


"... el concepto de la majestad de los cielos sustenta la ciencia astrológica, mucho más antigua que la cosmología cristiana e incluso que la aristotélica, y con un impacto sobre los cultivadores de la astronomía más inmediato que el ejercido por la teología. Puesto que les afectaba desde un punto de vista profesional, parece sumamente plausible que la astrología haya sido la más importante de las fuerzas que han inclinado a los astrónomos a defender la unicidad de la tierra (...)"



"Distancia e inmutabilidad hacen de los cielos un lugar muy adecuado donde ubicar a los dioses para poder intervenir a su antojo en los asuntos humanos. Las rupturas de la regularidad celeste -en particular la aparición de los cometas y los eclipses- habían sido consideradas desde tiempos remotos como augurios que anunciaban sucesos excepcionalmente felices o desastrosos (...)"

"... desde el momento en que Aristóteles introdujo un mecanismo físico -la transmisión por frotamiento- por medio del cual los cuerpos celestes podían provocar cambios sobre la tierra, se le ofreció al estudioso una base plausible sobre la que fundamentar su creencia en que la posibilidad de prever las configuraciones celestes permitiría a los hombres vaticinar su futuro y de las naciones (...)"

"... la astrología iba a verse indisolublemente vinculada a la astronomía a lo largo de 1800 años, constituyendo conjuntamente una sola actividad profesional. La astrología que vaticinaba el porvenir de los hombres a partir de las estrellas recibía el nombre de astrología judicia; la astronomía que vaticinaba el porvenir de las estrellas partiendo de su presente y de su pasado era designada bajo el nombre de astrología natural".

Los grandes astrónomos Ticho Brahe y J. Kepler vivieron de fabricar horóscopos, y Ptolomeo además del astronómico Almagesto, escribió el Tetrabiblos, epítome de astrología judicial.


Kuhn, Thomas S. La revolución copernicana
Imágenes: blog cuenta atras y foromistico.com

lunes, 15 de octubre de 2007

Por el Dia de Acción del Blog




El mar en sombras

El científico y el poeta pueden y deben ser amigos. En ocasiones especiales, se unen en una sola persona: es el caso de la formidable Rachel Carson (1907-1964). "Antes que ella, novelistas y poetas describieron la belleza, el terror y el misterio del mar; antes que ella, los científicos registraron en su prosa austera las 'realidades' del mar. Carson combina ciencia y poesía en una magnífica obra escrita con un estilo brillante". En 1962 un libro de Miss Carson titulado Primavera silenciosa (Silent spring) reveló a todo el mundo los peligros del uso irracional de los insecticidas químicos. A continuación, fragmentos de "El mar en sombras", texto recogido por Martin Gardner en una antología de ensayos sobre la ciencia.

"El Challenger, primer barco de la historia equipado para la exploración oceanográfica, zarpó de Inglaterra en el año 1872 y navegó alrededor del globo. Sobre su cubierta se fueron alineando criaturas extrañas y fantásticas, extraídos con la red de fondos situados a varios km por debajo de la superficie de simas silenciosas alfombradas de cieno rojo y de todas las profundidades intermedias carentes de luz. Al estudiar detenidamente aquellos extraños seres que salían por primera vez a la luz, seres que ningún hombre había visto antes, los científicos del Challenger pudieron comprobar que existía vida incluso en el fondo de los abismos más profundos".





"La existencia de una abundante fauna abisal fue descubierta, probablemente hace millones de años, por ciertos tipos de cetáceos y también, como se ha averiguado recientemente, por las focas. Sabemos por los restos fósiles que los antepasados de todos los cetáceos eran mamíferos terrestres. Debían ser predadores, a juzgar por sus poderosas mandíbulas y dientes. Posiblemente, durante sus incursiones en busca de alimento por los alrededores de los deltas de grandes ríos o en las orillas de mares poco profundos, descubrieron la abundancia de peces y demás tipos de vida marina, y, a lo largo de los siglos, desarrollaron el hábito de seguirlos mar adentro, cada vez un poco más lejos. Paulatinamente, sus cuerpos se modificaron y se adaptaron a la vida acuática; las extremidades posteriores se atrofiaron, como puede apreciarse al diseccionar un cetáceo actual, y las extremidades delanteras se convirtieron en órganos adecuados para mantener la dirección y el equilibrio".






"Por lo visto, algunas focas también han descubierto las reservas ocultas de alimento del océano abisal. Desde hace tiempo constituye un misterio dónde y de qué se alimentan las focas norteñas del Pacífico oriental en el invierno, estación que pasan frente a la costa norteamericana que se extiende desde California hasta Alaska. No existen pruebas de que su alimento principal lo constituyan las sardinas, las caballas, u otras especies de importancia comercial, y, los pescadores por la misma especie pasaran inadvertidas. Sin embargo, existen algunos indicios, altamente significativos, acerca de la dieta de las focas. En sus estómagos se han hallado huesos de una especie de peces que nunca se ha observado con vida. Más aún, no se han encontrado restos de este tipo de peces en ningún otro lugar que no fuesen los estómagos de las focas. Los ictiólogos afirman que estos 'peces de las focas' pertenecen a un grupo que habita generalmente en aguas muy profundas, fuera de las plataformas continentales".




"Las condiciones de la vida abisal se hallan determinadas por la presión y la oscuridad, aunque hace algunos años habríamos añadido también el silencio. Sin embargo, actualmente sabemos que el mar no es un lugar silencioso. Numerosos experimentos con hidrófonos y otros aparatos de escucha para la detección de submarinos han demostrado que en las proximidades de la mayoría de las costas existe un ruido extraordinariio, producido por los peces, camarones, marsopas y probablemente otras formas de vida aún no identificadas. Los sonidos de las áreas profundas lejanas a la costa se han estudiado poco todavía, aunque el hidrófono lanzado por el Atlantis en las grandes profundidades próximas a las Bermudas registró extraños maullidos, gritos y quejidos fantasmales, cuyo origen todavía no se ha descubierto. No obstante, se han podido grabar las voces de algunos peces de zonas menos profundas, capturados y confinados en acuarios, para compararlas con los sonidos del mar, y en muchos casos se ha conseguido una identificación satisfactoria".




"Lejos de ser la cuna original de la vida, el océano abisal probablemente está habitado desde hace poco tiempo. Mientras la vida se desarrollaba y florecía en las aguas superficiales, a lo largo de las costas y tal vez en los ríos y pantanos, dos grandes regiones de la tierra se resistían todavía a la invasión de los seres animados: los continentes y las zonas abisales. Como sabemos, los colonizadores provenientes del mar superaron por primera vez las enormes dificultades que presentaba la vida terrestre hace unos 300 millones de años. Las zonas abisales, con su eterna oscuridad, sus tremendas presiones y su frío glacial, presentaba dificultades todavía más difíciles de resolver. La invasión de esta zona, al menos por las formas superiores de vida, probablemente se realizó algo más tarde".




"Sin embargo, en años recientes se han producido algunos hallazgos significativos que han mantenido viva la esperanza de que, después de todo, es posible que el océano abisal esconda extraños eslabones de unión con el pasado. En diciembre de 1938, frente al extremo sudoriental de Africa, se capturó con una red de arrastre un pez vivo muy extraño, perteneciente a una especie que se creía extinguida desde hacía al menos 60 millones de años. Es decir, los últimos restos fósiles conocidos de este pez databan del Cretácico, y no se había encontrado ningún ejemplar vivo en toda la historia hasta aquella pesca afortunada.






Los pescadores que lo subieron en su red desde una profundidad de sólo 70 m se dieron cuenta de que este brillante pez azul de 1,5 m de longitud, con su enorme cabeza y sus extrañas aletas y escamas, no se parecía a nada de lo que habían pescado hasta entonces, y al volver al puerto lo llevaron al museo más cercano, comprobaron que el Latimeria pertenecía a la familia de los celacantos, un grupo de peces increíblemente antiguo que apareció por primera vez en los océanos hace unos 300 millones de años. Los celacantos fósiles se hallan incrustados en rocas correspondientes a los siguientes 200 millones de años. Posteriormente, en el periodo Cretácico, desaparecieron los restos de estos peces. Tras 60 millones de años de misteriosa desaparición, un representante de esta familia, el Latimeria, fue pescado por los pescadores sudafricanos. ¿Dónde habían estado estos peces mientras tanto?"



Gardner, M. (1986). El escabarajo sagrado y otros grandes ensayos sobre la ciencia. Tomo II. Barcelona: Salvat.
Imágenes: dcnr.state.pa.us; hort.purdue; Minnette D. Bickel en chatham.edu; mde.state.md.us; ciks.org; Charlie Chu

lunes, 8 de octubre de 2007


La bomba rubia

Los años sesenta la muy norteamericana revista Selecciones del Reader's Digest publicó un texto condensado con el título: "Agosto de 1945, trágico comienzo de una época". A continuación reproducimos el artículo de un periodista peruano sobre un aniversario más de la masacre de Hiroshima, publicado en su columna diaria del diario La Primera. Para leer, reflexionar y transmitir.

"Ayer, Hiroshima volvió a recordar la bomba que la borró del mapa en 1945. Alguna vez estuve en esa ciudad, invitado por el gobierno japonés, y visité el imponente Museo de la Paz.
Lo que vi me dejó estupefacto. Vi una caja fuerte gigantesca que parecía haber sido estrujada por una fuerza colosal. Era la caja fuerte del Banco de Hiroshima, sobre cuyo domo estalló el artefacto bautizado como Niñito y que equivalía a veinte mil toneladas de dinamita.
A las puertas de ese banco, esperando a que abriera sus puertas, a las 8:16 minutos de aquella mañana del 6 de agosto de 1945, se encontraba un indigente sentado en una escalera. De él sólo quedó una mancha grasienta dibujada en tres escalones que fueron sacados de su lugar y puestos en el museo con el nombre de Sombra sobre una piedra. Fue uno de los miles de evaporados en los primeros milisegundos de la explosión.



Vi anteojos calcinados, cántaros de metal derretidos, fotos de quemados en llaga viva, niños con las pieles colgando, estadísticas de la leucemia galopante que fue la derivación más recurrente de la radiación. Vi el mal en dosis superlativa, vi a la bestia que reina en la creación ejerciendo su poder, vi al mal repetido en un caballo campesino que encaneció de pronto a pesar de estar a diez kilómetros del centro de la explosión.
Hay quienes creen que el napalm se inventó para la guerra de Vietnam. No es cierto. Las bombas de napalm fueron las que en 1945 devastaron Tokio con incendios que cubrieron más de la mitad de la capital japonesa. Estados Unidos no quería ganar la guerra: sus halcones demandaban humillar y desaparecer al enemigo. Y ya no se trataba de blancos militares sino del terror contra los civiles, terror lanzado desde los 9000 metros que podían alcanzar los B-29. Terror impune, com el de hoy en Irak o Afganistán.
Sólo el 10 de marzo del 45 Estados Unidos lanzó sobre Tokio 412 500 bombas de napalm, arrasando con el 50 por ciento de la ciudad, matando a 100 000 japoneses y logrando temperaturas de 800 grados centígrados en los blancos mayores -casi todos civiles-.




Japón estaba exánime. Lo único que pedía era rendirse con algunas condiciones, es decir con cierto sentido del honor. Lo planteó así a través de los soviéticos. Kantario Suzuki, el primer ministro, sabía que la guerra se había perdido un año atrás.
Truman escogió el fuego. Churchill ya le había dicho que sí, que lanzara la bomba. La verdad es que necesitaban probar cuán lejos había llegado eso de bombardear con neutrones los núcleos pesados del uranio 235 o del plutonio 239.
Y lo probaron con creces. La bomba no tocó ningún blanco militar importante, ni el puerto ni las plantas industriales de la ciudad de Hiroshima, sede del segundo ejército nipón.
El plan era lanzar la bomba de uranio 235 armada por el equipo de Oppenheimer en el centro de la ciudad, es decir donde más bajas civiles podía causar. Y reventaría a 640 metros de altura porque así podría matar mejor. Los paracaídas amarillos que cayeron con ella eran censores que debían medir sus efectos.
Primero fue una enormidad violácea que derivaría de inmediato al blanco enceguecedor. El núcleo de la explosión alcanzó los 50 millones de grados centígrados. Trescientos metros a la redonda fueron disueltos por el calor y, de inmediato, la bola primaria alcanzó el tamaño suficiente, la presión necesaria y el calor difuso indispensable para matar a 80 000 japoneses en un zarpazo de cinco segundos de infierno puro.
La onda expansiva fulminó toda vida a dos y medio kilómetros de distancia y las alteraciones de la presión atmosférica produjeron vientos calcinantes que llegaron a dispararse a 800 kilómetros por hora. Cuatro segundos después de la explosión la masa de gel incandescente empezó a subir, formando el hongo que ya se había dibujado en Alamogordo y succionando miles de metros cúbicos de oxígeno. Los sobrevivientes dijeron que todo olía a plomo derretido.
Cinco kilómetros cuadrados de Hiroshima -los más densamente poblados- se convirtieron en ceniza instantánea. Los vientos asesinos de 500 grados centígrados, transportados por la onda de choque, subieron el radio de la devastación a 10 kilómetros. El 92 por ciento de las edificaciones de material noble de Hiroshima había colapsado y el pasto tuvo iridiscencias rojas.



Luego vino la lluvia negra, un manto de radiactividad y carboncillo menudo de todos los cadáveres ascendidos a la atmósfera.
Para decirlo con las palabras que ayer pronunciara el alcalde de Hiroshima: 'Los sobrevivientes envidiaron a los muertos'.
De visita en ese museo me di de bruces con la historia: millones de cadáveres, asesinos condecorados, malditos que debemos recordar cuando buscamos alguna calle".

Hildebrandt, C. En La Primera, 07.08.2007
Fotos: segundaguerramundial.com, portalplanetasedna
y blog No creo en ti
Diccionario cruel

En este nuevo post les presentamos algunas de las agudas e irónicas observaciones del célebre escritor y periodista Ambrose Bierce.


Niñez: periodo de la vida humana intermedio entre la idiotez de la primera infancia y la locura de la juventud.

Océano: extensión acuática que ocupa dos tercios del mundo hecho para el hombre que, casualmente, carece de branquias.

Ociosidad: granja modelo donde el diablo experimenta las semillas de nuevos pecados y vicios básicos.

Oratoria: conspiración entre el lenguaje y la acción para defraudar el entendimiento.