domingo, 1 de enero de 2017

Tobías

III. Sarra

Sucedió aquel mismo día, que también Sarra, hija de Ragüel, el de Ecbátana de Media, fue injuriada por una de las esclavas de su padre porque había sido dadaen matrimonio a siete hombres, pero el malvado demonio Asmodeo los había matado antes de que se unieran a ella como casados. La esclava le decía: "¡Eres tú la que matas a tus maridos! Ya has tenido siete, pero ni de uno siquiera has disfrutado. ¿Nos castigas porque se te mueren los maridos? ¡Vete con ellos y que nunca veamos hino ni hija tuyos!" Entonces Sarra, con el alma llena de tristeza, se echó a llorar y subió al aposento de su padre con intención de ahorcarse. Pero , reflexionando, pensó: "Acaso esto sirva para que injurien a mi padre y le digan: "Tenías una hija única, amada y se ha ahorcado porque se sentía desgraciada. No puedo consentir que mi padre, en su ancianidad, baje con tristeza a la mansión de los muertos. Es mejor que, en vez de ahorcarme, suplique al Señor que me envíe la muerte para no tener que oír injurias durante mi vida." Y en aquel momento, extendiendo las manos hacia la ventana, oró así:


Bendito seas tú, Dios de misericordia,
y bendito sea tu Nombre por los siglos,
y que todas tus obras te bendigan por siempre.
Vuelvo ahora mi rostro
y alzo mis ojos hacia ti.
Manda que y o sea librada de la tierra,
para no escuchar ultrajes.
Tú sabes, Señor, que yo estoy pura
de todo contacto de varón;
que no he mancillado mi nombre
ni el nombre de mi padre
en la tierra de mi cautividad.
Soy la única hija de mi padre;
no tiene otros hijos que le hereden,
no tiene junto a sí ningún hermano
ni pariente a quien me deba por mujer.
Ya perdí siete maridos:
¿para qué quiero la vida?
Si no te place, Señor, darme la muerte,
¡mírame con compasión!
y no tenga yo que escuchar injurias.

  
Fue oída en aquel instante, en la Gloria de Dios, la plegaria de ambos y fue enviado Rafael a curar a los dos: a Tobit, para que se le quitaran las manchas blancas de los ojos y pudiera con sus mismos ojos ver la luz de Dios; y a Sarra la de Ragüel, para entregarla por mujer a Tobías, hijo de Tobit, y librarla de Asmodeo, el demonio malvado; porque Tobías tenía más detechos sobre ella que todos cuantos la pretendían. En aquel mismo momento se volvía Tobit del patio a la casa, y Sarra, la de Ragüel, descendía del aposento.